Difícilmente hay algo que preocupe más a los padres que los retos de disciplinar a un niño pequeño. Todos queremos que nuestros niños sean bien educados, pero hacer que esto suceda sin estropear la creatividad del niño o disminuir su sentido de sí mismo es difícil. La disciplina es una de las áreas de la paternidad en la que muchos “fantasmas de la infancia” se presentan y causan problemas. Disciplina” viene de una palabra que significa “enseñar”, no castigar.
La disciplina permite ayudar a que el niño desarrolle el autocontrol y una noción de límites, experimente las consecuencias de su comportamiento y aprenda de sus errores. La disciplina no implica castigo o conflicto entre padre e hijo.
La meta como padres debe ser enseñarles a los niños la manera adecuada de comportarse, cómo mantenerse en control de ellos mismos y cómo mostrar respeto hacia los demás. Si los padres planifican claramente lo que desean enseñar y mantienen en mente lo que su niño puede aprender basado en su etapa de desarrollo, entonces las estrategias específicas son más fáciles de llevar a cabo. Al fijar límites, no olvides explicar a tu hijo las razones que te han motivado a hacerlo.
La nueva normalidad de pronto nos ha tornado todo esto difícil, sin embargo no es imposible, es cuestión de adaptarse poco a poco, tomando en cuenta que esto requiere compromiso y responsabilidad.
Recuerde que el mundo es totalmente diferente de cuando usted era joven. Sus niños necesitarán aprender diferentes habilidades y destrezas. Usted necesita disciplinar y guiar el comportamiento de sus niños de manera respetuosa, firme y real, inclusive si usted se siente ansioso y enojado. Intentemos controlar nuestra molestia de una manera sana.
ALGUNAS DE LAS TÉCNICAS ÚTILES
- Utilice el lenguaje para ayudar a resolver los problemas.
Establezca reglas simples y justas, y expóngalas claramente. Cuando los niños adquieran el lenguaje ayúdelos a usar palabras, en vez de acciones, para expresar cómo se sienten.
- Ignorar.
En algunos casos, el solo hecho de ignorar el comportamiento lo hará desaparecer, aunque no siempre funciona, es cuestión de estar atentos. Algunos niños se portan mal para llamar la atención, y los padres sin quererlo pueden alentar el comportamiento que están intentando suprimir.
- Premios.
El refuerzo positivo es la mejor técnica para fomentar el comportamiento deseado. La mayoría de los niños desea la atención y aceptación de sus padres, y hará lo necesario para conseguirla. Los premios no son sobornos, son maneras de mostrarle al niño que está haciendo las cosas bien, pero hay que administrarlos muy bien.
- Uso del NO.
Los enunciados afirmativos le enseñan al niño qué es apropiado. No es suficiente con decirle al niño qué NO hacer, también debería enseñarle una alternativa mejor.
No imponga: negocie.
La negociación no quiere decir que los padres o los hijos se salen con la suya. La negociación, si se realiza con sentido común, atención, y estrategia hace que todos se sientan parte de la solución al problema.
- Establezca prioridades.
Algunas cuestiones no valen la pena. La disciplina no quiere decir que los padres siempre ganan. Puede sentir que está cediendo, pero hay momentos en que debería decidir si la acción de su hijo vale la pena tanta atención.
- Prevención.
Con el tiempo, los padres llegan a conocer las áreas problemáticas de sus hijos y ahí aparece la prevención. Preparar de antemano al niño para un cambio de una actividad o de un entorno a otro le ayuda a hacer frente a la transición.
- Ofrezca opciones.
En muchos casos podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada de decidir cómo cumplir sus “órdenes”. La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo así las resistencias que puedan presentarse.
- Sea firme
En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza, es crucial.
- Explica el porqué.
Cuando una persona entiende el motivo de una regla, como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño por qué tiene que obedecer.
- Controla las emociones.
Los investigadores señalan que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos a sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma, y contar hasta diez antes de reaccionar. La disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse. No se puede enseñar con eficacia si usted no tiene control de sus emociones.
El trabajo de padres es camino complejo pero es un camino que vale la pena intentar recorrer, siempre y cuando vayan de la mano cada uno de los miembros poniendo cada uno de su parte para así trabajar en la meta de desarrollar una familia sana y saludable.
Lic. Psic. Gladys Jasso Sánchez
Cel. 4441366505